Misión

La red de comunidades y escuelas lasallistas tiene por misión formar integralmente, generar conocimiento educativo pertinente, aprender en comunidad, anunciar el evangelio y contribuir a la consolidación de una sociedad pacífica, justa, inclusiva y democrática, que promueva el desarrollo humano integral y sustentable.

visión

En el año 2024 seremos reconocidos por:

∙ Ser comunidades que reflexionan, recrean y oran por los procesos de las instituciones educativas que animan.
∙ Ser una red de comunidades y obras educativas comprometidas con la consolidación de una sociedad pacífica, justa, inclusiva y democrática, que promueve el desarrollo humano integral y sustentable.
∙ Optar de manera preferencial por los pobres, en especial por la niñez y la juventud.
∙ Anunciar el evangelio en contextos educativos.
∙ Ser referentes de formación integral de excelencia.
∙ Generar conocimiento pertinente que transforma los procesos educativos y sociales.

Política

POLÍTICA DE LA CALIDAD

Las instituciones educativas del Distrito Lasallista de Bogotá se comprometen con la educación integral, cumpliendo con los requisitos y la mejora continua de sus procesos, para contribuir a la consolidación de una sociedad pacífica.

Objetivos de la calidad

1. Promover el desarrollo de las capacidades de los estudiantes para contribuir en su FORMACIÓN INTEGRAL.
2. Promover la COMUNIDAD EDUCATIVA, en sus dimensiones: ética, moral, socio-política, de buen vivir, aprendizaje y de fe.
3. Promover la MEJORA CONTINUA de la eficacia del Sistema de Gestión de la Calidad.
4. Fortalecer el COMPROMISO DE LOS LÍDERES de los procesos del SGC en cumplimiento de los requisitos de las partes interesadas.

Historia

La historia de nuestro Liceo Hermano Miguel La Salle no inicia necesariamente en 1967, sino que se remonta al 18 de febrero de 1934, cuando el Nuncio Apostólico de Colombia bendijo solemnemente la nueva obra del Instituto la Salle (actualmente Universidad de La Salle Sede Centro) de la ciudad de Bogotá, el cual inició una escuela gratuita en el barrio Los Alcázares, con el nombre de San León, en honor al hermano Bladelin León, por entonces visitador provincial, gratamente recordado por su libro Los Hermanos en Colombia (1950), obra que relata la llegada al país de los primeros Hermanos De La Salle y la consolidación de las primeras obras educativas.

Continuando con el origen de la Escuela, esta obra, emplazada en la Finca San León, fue de gran importancia para el proceso de urbanización de esta zona de la ciudad, ubicada en lo que hoy se conoce como los barrios Los Alcázares, Siete de Agosto y Quinta Mutis, con una extensión de 13 fanegadas. En este espacio, sobresalía el Estadio de La Salle, donde se practicaban deportes al aire libre y de mesa (Rafael, 1965:136); estas instalaciones fueron primordiales para fortalecer el baloncesto, deporte traído al país por los Hermanos de La Salle años atrás.

Para 1949, el Liceo La Salle consideró necesario vender los terrenos donde quedaba la Escuela San León, pues había adquirido 25 fanegadas de tierra en La Floresta (Colegio de La Salle del Norte), donde tenían un vasto espacio para el desarrollo académico, deportivo, científico y social. Al mismo tiempo, por indicación del hno. visitador Alfonso Juan, se adquirió un bello lote en el barrio San Miguel, donde se construiría un edificio para la Escuela.

El proceso de compra de los terrenos donde hoy se encuentra el Lhemi se realizó bajo la iniciativa del hno. Miguel Granada, rector en 1949, y con la bendición del hno. Alfonso Juan, visitador provincial. Dichos predios, que previamente habían sido propiedad del Hospital San Juan de Dios y formaban parte del Asilo de San José para niños desamparados (Escritura número 5377 de la Notaria cuarta de Bogotá), fueron comprados por los Hermanos de las Escuelas Cristianas el 15 de octubre de 1949, en la Notaria cuarta de Bogotá, y fueron registrados el 15 de julio de 1950. El trato fue sellado por la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y la Beneficencia de Cundinamarca, por un precio de $129.664.49, como bien lo señala la escritura.

La planta física de la nueva escuela contaba (y todavía cuenta) con un terreno de 130,07 metros por el norte, que antes pertenecía al instituto Colombiano de los Seguros Sociales, 132,64 metros por el sur, 154,23 metros por el Oriente, con terrenos de la Urbanización San Miguel, y 173,24 metros por el Occidente, con la hacienda El Salitre, para una extensión total de 33.247,30 metros cuadrados. En este primer momento, muchas de las edificaciones que hoy conocemos no existían dentro del liceo, como la administración y el teatro, las cuales fueron construidas con ayuda de la comunidad educativa y a partir de campañas realizadas para la adecuación y dotación de elementos pedagógicos.

Para 1952, el hno. Domingo Jorge, asumió la dirección y en 1953 trasladó la Escuela San León al barrio San Miguel, situación que sentó las bases para la consolidación de la Escuela Hermano Miguel, en conmemoración del entonces siervo de Dios hermano Miguel Febres Cordero, religioso ecuatoriano que destinó su vida a la formación y educación de niños y jóvenes. Cabe destacar que, en 1977, el hermano Miguel fue beatificado y en 1984, canonizado.

Para la llegada del hno. Guillermo Néstor en 1960, se contaba con 10 cursos de primaria, tres hermanos de La Salle constantes y profesores seglares pagos por la Secretaría de Educación de Bogotá y la Gobernación de Cundinamarca. Entre 1961 y 1966, asumió la rectoría el hno. Donato Matías, quien, con su amor por las artes y la litografía, emprendió la elaboración de los resúmenes de los libros de texto y, con la compañía de un mimeógrafo, realizó las copias para los estudiantes, tarea que fue apoyada por el hno. Lubín Cardona, amante de la pintura y las artes manuales. En este mismo momento, se dio inicio a la construcción del teatro, escenario que comprendería “un salón de actos que sirve como capilla, sala de conferencias y actos de diferente índole en su segunda planta (segundo piso) con ladrillo a la vista en paredes y fachadas” (Avalúos Salazar Giraldo y Asociados, 1976, p. 3).

Una respuesta al estilo lasallista

Al crecer la Escuela Hermano Miguel y el número de estudiantes, con el acompañamiento e interés de padres de familia y exalumnos, en 1967, con la dirección del hno. Antonio Félix, ante la necesidad de seguir formando niños y jóvenes de los sectores populares del occidente de la ciudad, se fundó el Liceo Hermano Miguel, que en 1968 comenzó a educar a los niños en secundaria, dando inicio al grado sexto. Por ello, el hno. Campo Elías González, en 1970, solicitó a la Alcaldía de Bogotá la licencia de funcionamiento, la cual fue concedida para los cursos 1. °, 2. ° y 3. ° de bachillerato, según la Resolución n.º 459 de 25 de junio de 1970, firmada por el entonces alcalde Emilio Urrea Delgado.

En 1968, el hno. Antonio Félix abrió el escolasticado en el Lhemi y los hermanos comenzaron a vivir en el colegio, específicamente en el segundo piso del bloque oriental del costado norte, lo que entabló una cercanía más sólida entre los directivos de la institución, la comunidad y la dinamización de la obra. Aun así, la moda teológica señalaba que no era bueno que los hermanos vivieran en el lugar de trabajo, por lo que, en 1975, se trasladaron a una casa ubicada a pocas cuadras del liceo, en la cual viven actualmente.

La consolidación de espacios físicos amenos y útiles en las labores pedagógicas se impuso como un imperativo que aumentó la capacidad de estudiantes, al mismo tiempo que involucró el trabajo comunitario y desinteresado de alumnos, exalumnos y padres de familia. Se construyó así, en 1969, la biblioteca, debajo del teatro, junto con algunos laboratorios y la pista alrededor de la cancha de fútbol, bajo el liderazgo del hno. Gabriel Mondragón.

Ya con la dirección y rectoría del hno. Carlos Manuel Pinto Rojas, para 1970, la comunidad estuvo integrada por seis hermanos, “[...] 12 maestros oficiales para primaria y 11 profesores de secundaria, pagos por el colegio; es el primer año donde se realiza la semana en honor al santo fundador para el 15 de mayo, con el nombre de Olimpiadas Lasallistas” (Liceo Hermano Miguel, 1970). Es importante mencionar que el hno. Carlos diseñó con su grupo de colaboradores el escudo que actualmente representa a la institución.

El inicio del Liceo Hermano Miguel fue complejo y las licencias de funcionamiento debieron ser solicitadas año por año para lograr acceder al grado siguiente. Por ello, en la Resolución no. º 613 de 1971 fue otorgada la ampliación de licencia para el cuarto grado de bachillerato, bajo la dirección del hno. Carlos Manuel Pinto Rojas; y el 13 de octubre de 1972 fue expedida por el alcalde mayor Carlos Albán Holguín, la Resolución no. º 1403, para el funcionamiento del quinto curso de bachillerato.

Con el proceso de fortalecimiento y crecimiento del liceo, en 1972, se erigió un monumento al señor de La Salle, evento al que asistieron altas personalidades y antiguos directores y rectores del centro educativo; ese mismo día se inauguró la biblioteca San Juan Bautista de La Salle.

Finalmente, con la Resolución no. º 00488 del 18 de mayo de 1973, mediante la gestión y el trabajo del hno. Julio Abraham Martín Novoa, y con la Resolución no. º 6873 del 17 de julio de 1973, a cargo del hno. Gabriel Mondragón, se logró recibir la licencia de funcionamiento para el sexto grado de bachillerato y se pudo dar grado a la primera generación de bachilleres.

En 1977, el hno. José Patarroyo Roa intensificó el trabajo académico y adelantó un estudio financiero del liceo que contribuyó a la planeación y organización económica en términos de contratación, administración y planificación de gastos. Asimismo, adaptó un salón para dibujo con cincuenta mesas, dotó al colegio con 35 máquinas de mecanografía, inició el fondo de libros para la biblioteca, se adecuan los campos deportivos y se instala la electricidad en los salones. En ese mismo año, la comunidad educativa ya contaba con 8 hermanos de La Salle, 26 docentes altamente calificados y 1.179 estudiantes, divididos en 17 cursos de secundaria diurna, 8 de primaria y 4 de secundaria nocturna. Con la orientación del Hno. Patarroyo, la secundaria tuvo sus clases en un horario de 7:00 a. m. a 1:30 p. m., la primaria funcionada de 2:00 p. m. a 5:45 p. m. y la jornada adicional en la noche.

Entre 1977 y 1979 asumió la rectoría el hno. Alberto Prada Sanmiguel, en quien recayó la tarea de consolidar el primer proyecto educativo del liceo, a partir de una caracterización social, el fortalecimiento de una opción preferencial por los pobres y la regulación de las tarifas de matrícula y pensión para los estudiantes.

Los 80, una década de arduo trabajo

Este periodo significó la consolidación del Liceo como una institución dedicada, organizada, con una gran proyección académica, pastoral y social. Según el PEI de 1979, se buscaba la “formación gradual y promoción integral del joven para que dentro del medio social en que se vive sea agente de pleno desarrollo para sí, y el de su comunidad” (Liceo Hermano Miguel La Salle, 1979, p.2). Para llevarlo a cabo, el hno. Leónidas Perdomo Motta, quien asumió la rectoría en 1980, actualizó el plan de estudios, respondiendo así a las necesidades y problemas de la época, razón por la cual prefirió siempre las actividades orientadas a la investigación y la expresión personal sobre la enseñanza magistral.

De 1981 a 1983, asumió la rectoría el hno. Antonio Bedoya Cardona. En este punto, la institución era un colegio de clase media, con 1.300 alumnos, aproximadamente, en las dos jornadas (primaria y bachillerato) y 250 en la nocturna (cuatro cursos de bachillerato). Durante la administración del hno. Bedoya, se destaca la dinámica pastoral en las celebraciones de pentecostés y primeras comuniones, además de las excursiones de formación cultural. Dentro su plan de estudios se destacan las áreas básicas y la incursión de asignaturas como cálculo mercantil, técnicas de oficina, mecanografía y artesanías para la media vocacional.

1982 fue un año inolvidable, las fiestas lasallistas revistieron especial solemnidad al cumplirse los 15 años de contar con bachillerato y al haber cambiado la organización administrativa. Gracias al apoyo de los padres de familia, se destacó la celebración del día del maestro, la emisión del programa “El Club de los Pollitos” en las instalaciones del colegio, la marcha del papel, el gran bazar lasallista y, sobre todo, la majestuosa revista gimnástica que se realizó el sábado 9 de octubre en el Coliseo Cubierto El Campín.

De igual forma, teniendo en cuenta el Decreto 3486 de 1981, se implementó en bachillerato el uso de uniforme de diario, que ya portaba la primaria desde 1980, y por primera vez, los estudiantes de todo el colegio comenzaron a utilizar el uniforme de educación física. A nivel de infraestructura, se construyó el laboratorio de física, la capilla (hoy auditorio) y el monumento a las banderas (Liceo Hermano Miguel La Salle, 1992).

El hno. Isidoro Cruz Rodríguez estuvo a cargo del colegio durante el primer semestre de 1984. Bajo el lema “Calidad con calidez”, intercambió experiencias pedagógicas con otros colegios de La Salle, estableció el pago de los profesores por escalafón y no descuidó el plan de estudios desarrollado por sus antecesores.

Desde el segundo semestre hasta 1987 asumió la rectoría el hno. Bernardo Montes Urrea, quien estableció cuatro líneas de trabajo: la pastoral, la académica, la dotación y el mejoramiento locativo (Liceo Hermano Miguel La Salle, 1992). Para llevarlas a cabo, elaboró una carta de organización de manera circular cuyo objetivo era que toda la comunidad educativa se considerara como él mismo lo afirmaba: importante y fundamental.

De su gestión se destaca la adición al plan de estudios de asignaturas de media vocacional, como biología integral, catedra bolivariana, catedra Mutis, francés, educación estética y comportamiento y salud. Las entidades correspondientes realizaron la visita que aprobó los grados décimo y undécimo en jornada nocturna, proclamando la primera promoción de bachilleres nocturnos en 1985. Desde pastoral, el grupo juvenil de los scouts, quienes se preparaban los sábados en la tarde, prestaron sus servicios de apoyo en acontecimientos especiales como los bazares y días de la familia, el mantenimiento de los jardines y las salidas ecológicas.

El 21 de octubre de 1984, los estudiantes de último grado erigieron un busto en conmemoración y homenaje de gratitud a San Miguel Febres Cordero, por motivo de su canonización, llevada a cabo por el papa Juan Pablo II. Ese día se realizó una ceremonia litúrgica y la señora Mercedes Franco de Valles reveló por primera vez el monumento, que estaba cubierto con la bandera institucional. Desde ese entonces “Doña mechitas”, como cariñosamente se le conoce, es catalogada como “La madrina del Lhemi”.

En 1986, el Lhemi contaba con 1.997 estudiantes divididos en tres jornadas: 923 de secundaria en la mañana, 813 de primaria en la tarde y 261 en la nocturna mixta. El aumento considerable se debió a la apertura de cinco cursos de primaria y a la máxima utilización de la planta física (Suplemento histórico, 1986). Teniendo en cuenta que los padres de familia en la Asamblea General de 1986 manifestaron su inconformidad sobre el uniforme de educación física “debido al color blanco, muy ensuciador”, solicitaron el cambio, el cual fue aceptado y se dispuso el uso de la nueva sudadera a partir de 1987.

A nivel de infraestructura, en 1987, por motivo de los 20 años de fundación del bachillerato, finalizó la construcción del primer piso de la administración, se dotó el colegio con 150 nuevos pupitres para los alumnos y la Asociación de Padres de Familia construyó un pequeño parque para la recreación de los estudiantes de primaria. El teatro fue remodelado y dotado de un mayor número de sillas (Suplemento histórico, 1987). También se destaca que, por motivo del aniversario, el 15 de mayo de 1987 fue estrenado el uniforme de gala para el bachillerato.

El hno. Pedro Alfonso Suescún Jaimes, quien fue rector entre 1988 y 1989, extendió el programa de reestructuración educativa. Con la puesta en marcha de la renovación curricular, incluyó asignaturas a la media vocacional, como artes industriales, ahorro escolar, urbanidad y la cátedra Bolívar, esta última en la nocturna. También se destacó el impulso de grupos juveniles a través de actividades pastorales como la catequesis, las escuelas de padres, el plan padrino para los estudiantes de primaria, entre otros.

Administrativamente hizo múltiples esfuerzos financieros por evitar un déficit económico debido a la falta de recursos. Para solventar dicha situación, con el apoyo de la Asociación de Padres de Familia, se realizaron varios bazares y bingos. Fueron momentos difíciles que hicieron más meritorio el esfuerzo de los hermanos de la comunidad, maestros, estudiantes, padres de familia y vecinos del barrio San Miguel por sacar al Lhemi adelante.

Educación con disciplina y vocación

De 1990 a 1992, asumió la rectoría el hno. Fernando Granada Ramírez, quien introdujo un espíritu de orden, disciplina, superación académica y estabilidad financiera. Durante su gestión, el hno. Fernando se caracterizó también por exaltar a los maestros a través de reconocimientos y distinciones. Gustó de los cursos de ortografía, de las majestuosas celebraciones religiosas y del seguimiento a los procesos de los estudiantes con dificultades académicas y convivenciales. También se destacó la actualización y dotación de la sala de sistemas, gracias a la colaboración de los padres de familia.

Del 11 al 17 de mayo de 1992, con el lema “Educando para el amor, la inteligencia y la libertad”, se celebraron por lo alto los 25 años de labores educativas y de servicio a la juventud bogotana. De la celebración se destacan los campeonatos deportivos, los concursos de canto, el día del maestro, la eucaristía y la gran fiesta de la familia liceísta, que se componía de tres elementos: baile, comida y alegría (Liceo Hermano Miguel La Salle, 1992).

De 1993 a 1998, la rectoría estuvo a cargo del hno. Ignacio Riveros. Para ese entonces, el Lhemi era un colegio de 1.500 estudiantes de las jornadas mañana y tarde, y 1.000 de la nocturna. Teniendo en cuenta la solidez educativa y el reconocimiento a nivel local, se reajustaron los costos de la matrícula, con el objetivo de realizar arreglos a la infraestructura y mejorar así la calidad académica y pastoral. Como resultado, se arregló la portería principal y se agregó la leyenda De La Salle; la pequeña gruta de la Virgen María, que estaba cerca de la sala de maestros de ese entonces, también fue reparada; se organizó el sistema de buses para las rutas escolares, a través de la empresa Cootransintegrales, gestión que evitó congestiones vehiculares en las afueras del colegio; en el teatro, se realizaron mejoras en cuanto a sonido, luces y ventanas; también se destaca la construcción de un kiosco lúdico para el área de educación física.

De cara al nuevo milenio

De 1999 a 2001, el hno. Mario Rafael Vergara asumió las riendas de la institución, teniendo como principal responsabilidad prepararla ante el despertar del nuevo milenio. A partir de una autoevaluación institucional, replanteó y direccionó un nuevo PEI que articulaba los ámbitos académico, social y organizacional, enfocado en las nuevas necesidades, tales como el sistema de gestión de calidad, el direccionamiento estratégico 2005-2015 (Liceo Hermano Miguel, 2011) y las nuevas disposiciones del MEN referentes a la evaluación por competencias.

Es importante mencionar que en 2001 se modificaron los colores de la bandera y la sudadera, con el fin de incorporar los colores característicos de La Salle a los símbolos institucionales. El cambio se realizó de manera solemne, con la presencia de todos los estudiantes en la cancha de fútbol.

En 1998, aproximadamente, se proyectó la idea de abrir el grado transición en el Lhemi, pues los docentes de grado primero manifestaron en varias oportunidades las dificultades que presentaban sus estudiantes al ingresar. Muchos de ellos no habían sido escolarizados anteriormente, lo cual dificultaba y retrasaba el desarrollo de habilidades necesarias para iniciar su proceso formativo, principalmente, las relacionadas con la lectura y la escritura.

De acuerdo con lo anterior, en cabeza del hno. Mario Rafael Vergara, comenzaron los estudios necesarios para la implementación del grado transición en el Lhemi, en el año 2000. Así, se diseñó este nuevo espacio y se dio inicio a la construcción de un nuevo PEI, en el cual se estableció el currículo de preescolar, partiendo de la educación lasallista, el sistema de gestión de calidad y el direccionamiento estratégico 2005–2015. Para ello, fue necesaria la asesoría del MEN, la Asociación Nacional de Educación Preescolar (ANDEP), la dirección de la localidad y la participación de las profesoras Rubiela Zuluaga, Esperanza Castro y Liliana Triviño, quienes se ocuparon de planear, desarrollar y proyectar la educación lasallista en este nivel.

De 2001 hasta 2003, el hno. Manuel Cancelado Jiménez, egresado de la institución (1983), asumió la rectoría. De su liderazgo se destaca la puesta en marcha de la metodología por proyectos, con miras a consolidar el posicionamiento de la institución en el ámbito escolar, trabajando ampliamente en el desarrollo de innovaciones pedagógicas en el aula (Liceo Hermano Miguel, 2011). Referente a la educación media, inició la gestión de convenios universitarios para facilitar el ingreso de los estudiantes de grado 11 a la educación superior, también se destaca la intensidad horaria en lo que concierne al aprendizaje del inglés.

A nivel de infraestructura, se realizaron amplias reformas en la planta física, se construyó la nueva biblioteca y como hecho trascendental se edificó la capilla que actualmente se conoce, sin duda un aporte muy valioso para el desarrollo pastoral y convivencial de la institución.

De 2004 a 2008, asumió la rectoría el hno. Félix Hernando Barreto Junca, también egresado del Lhemi en 1983. Continuó con el desarrollo administrativo y pedagógico que iniciaron sus antecesores, consolidando así un colegio novedoso, fraterno y carismático, gracias a la sólida relación entre padres de familia, estudiantes y directivas. Se esmeró por el desarrollo de proyectos extracurriculares, mediante el fomento de la participación del colegio en eventos como Expo-Ciencias y el fortalecimiento de las escuelas deportivas, con el apoyo logístico y de espacios de la caja de compensación familiar Cafam.

El invaluable esfuerzo realizado por los hnos. rectores, los maestros, el personal administrativo y de servicios generales a lo largo de los años obtuvo uno de sus más grandes reconocimientos con la obtención del “Galardón a la excelencia educativa: premio a la gestión escolar 2005”. Este reconocimiento se “otorga a aquellas instituciones estatales y privadas de enseñanza preescolar, básica y media del Distrito Capital que demuestran experiencias ejemplarizantes en la construcción e implementación de enfoques de gestión participativa orientados hacia la calidad” (Colombia Aprende, 2006). Este reconocimiento tiene sus bases en la implementación del plan estratégico institucional 2005–2015 que propuso el hno. Mario Rafael Vergara a inicios del 2000.

La obtención del premio impulsó a la comunidad de La Salle a trabajar sobremanera en la infraestructura del colegio. El hermano provincial de ese entonces, Jorge Molina, desarrolló en 2006 el plan de refuerzo estructural arquitectónico, buscando hacer de la planta física un espacio seguro para la comunidad educativa, acorde a las nuevas necesidades y proyectos académicos. El teatro fue remodelado y se acondicionó la sala de sistemas.

En el 2007, los padres de familia y la comunidad en general, al ver la apertura que se dio con la implementación del grado transición años atrás, solicitaron vincular a hermanas, primas y demás conocidas de los estudiantes para integrar la gran familia. Por ello se dio inicio a un nuevo reto: realizar las consultas pertinentes sobre la importancia de vincular a las niñas al Lhemi, para lo cual se realizó un estudio investigativo y profundo sobre las ventajas y desventajas que tenía su ingreso a la institución. Finalmente, en el 2008, comenzó el proyecto de coeducación en aulas diferenciadas, a partir del cual se abrió un grado de transición para niñas (con 28 alumnas) y dos grados de transición para niños (con 20 estudiantes, cada uno), situación que representó la oportunidad de generar grandes cambios y transformaciones en el Lhemi, gracias a la presencia femenina que comenzó a integrar la gran familia liceísta.

Entre 2008 y 2009, se generaron dos grandes cambios: la coeducación y la jornada única, estos ámbitos supusieron grandes retos, los cuales serían afrontados por el hno. Arcadio Bolívar quien estuvo fue rector de la institución de 2009 a 2016.

Tal situación implicó una transformación institucional a nivel de infraestructura, logística, pedagogía y normativa, por lo cual es posible definir este momento como una etapa de cambio que se extiende hasta la actualidad. Estos dos primeros proyectos marcaron la ruta para la implementación de nuevas iniciativas como el inglés intensivo y el bilingüismo, de igual forma se fortalecieron la pastoral y los convenios universitarios, se consiguió la certificación ISO 9001, la consolidación de un nivel superior en las pruebas de estado Saber para el grado once y un progreso constante en el índice sintético de calidad, como resultado de las continuas mejoras en el nivel académico en las pruebas saber de los estudiantes de los grados tercero, quinto y noveno.

Uno de los primeros cambios de la institución se dio con la implementación de la jornada única. A diferencia de los ámbitos citados anteriormente, este cambio fue, en gran medida, motivado por factores externos. La implementación de la jornada escolar única, según el Decreto 1850 de 2002, se entiende como: “El tiempo diario que dedica el establecimiento educativo a sus estudiantes en la prestación directa del servicio público educativo, de conformidad con las normas vigentes sobre calendario académico y con el plan de estudios” (Ministerio de Educación Nacional, 2002, p. 1). Dicha jornada estuvo precedida por los cambios jurídicos realizados por el MEN, mediante el mencionado decreto, el cual reglamenta la organización de la jornada escolar y la jornada laboral de docentes y directivos docentes.

Para la implementación de dicha jornada, se tuvieron en cuenta diferentes situaciones coyunturales que se generaron entre finales de 2008 y 2010, entre ellas, la construcción de nuevos salones de clase y la adaptación de espacios con los que el colegio ya contaba. En ese sentido, fue necesaria la contratación de la empresa Aldimark y la reestructuración del espacio en el que hoy se encuentra el restaurante, que hasta el 2008 funcionó como una cafetería; a su vez, ciertos espacios fueron reubicados, entre ellos la recepción, que en ese entonces se encontraba en lo que ahora se conoce como Secretaría Académica, y los salones de convenio (cerca de rectoría), que antes eran oficinas.

Con la llegada del hno. Arcadio Bolívar como rector, se dieron los proyectos mencionados anteriormente, que buscaban brindar herramientas suficientes para responder a las necesidades de la población, sus expectativas e intereses. De esta manera en el año 2010, se modificó la malla curricular e inició el programa de inglés intensivo, que consistía en aumentar la cantidad horaria de enseñanza de lengua inglesa; así, se pasó de dictar 3 horas de inglés semanales en 2009, a 7 horas en 2010. El objetivo de este nuevo proceso era mejorar los resultados en el área de inglés de las pruebas de Estado y responder a la necesidad de enseñar para la vida y no solo para la academia.

Por esto mismo, el Lhemi implementó su programa de bilingüismo, basado en el Programa Nacional de Bilingüismo (PNB Colombia 2004–2019), ahora llamado Programa de Fortalecimiento al Desarrollo de Competencias en Lenguas Extranjeras —PFDCLE por Usma (Congreso de la República de Colombia, 2013). En este se aborda el desarrollo de las habilidades comunicativas para leer, comprender, escribir, escuchar, hablar y expresarse correctamente en una lengua extranjera.

En 2013, inició la articulación entre los objetivos de contenido y los de lengua de las asignaturas de inglés y Science, se creó una metodología de trabajo para que se pudiera realizar una revisión de las mallas curriculares y se dio inicio a la implementación de la plataforma Raz-kids, para tener recursos audiovisuales en el aula y apoyo extracurricular en casa. Con dicha plataforma se trabajaron los elementos de Learning A-Z y Science A-Z y en el caso de los niveles de preescolar y primero, Headsproud. Se realizó el Lhemi International Languages Day y se implementó un modelo de planeación conjunta, el trabajo por proyectos y un plan de lectura articulado con Raz-kids.

Con el 2014, llegaron nuevos retos conforme ha venido avanzando la educación bilingüe, uno de estos fue el Talent Show, el cual fue realizado por los estudiantes de transición y primero, con el objetivo de dar cierre al año académico y mostrar los avances de los estudiantes en el uso de la segunda lengua. Además de estos resultados en las diferentes clases de inglés, iniciaron los simulacros de pruebas estandarizadas internacionales en los grados primero, tercero, quinto, séptimo, noveno y décimo.

Al llegar el 2015, se institucionalizaron ciertos eventos del área, que proponen mejorar el nivel de lengua, entre ellos se destacan: el Talent Show, el Spelling Bee y el International Languages Day. Es importante recalcar que en este último se hizo un pequeño Talent Show con los estudiantes de grados superiores para que mostraran sus talentos, y uno de los ganadores se presentó en el evento de preescolar. Los ganadores del Spelling Bee fueron los representantes del Lhemi en el concurso en el que participaron los diferentes colegios del distrito lasallista de Bogotá, realizado en La Salle de la 170.

Los años 2016 y 2017 le sirvieron al Lhemi para consolidar sus proyectos, implementar la coordinación de bilingüismo, la articulación curricular, la capacitación docente y el modelo SIOP. Todos estos cambios que se han dado en los últimos años hacen que el ahora sea un presente bastante prometedor, lleno de nuevas perspectivas y retos a futuro.

Referente a los proyectos universitarios, se han constituido en una de las principales ofertas de servicios educativos que se brindan al interior de la primera división (grados novenos, décimo y once). Esta alianza interinstitucional representa oportunidades para las familias del liceo, en la medida en que facilita y guía el proceso de acceso a la educación superior universitaria. De igual forma, ha servido de base para la generación de espacios de capacitación y la actualización de los docentes en cuanto a las prácticas educativas recientes. Actualmente se mantienen los convenios con Universidad Externado de Colombia, Institución Universitaria Konrad Lorenz, Universidad Piloto de Colombia, Universidad San buenaventura, Universidad Sergio Arboleda, Universidad de La Sabana, Universidad de La Salle, Universidad Jorge Tadeo Lozano, Universidad Santo Tomás, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS) y la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito.

Logros y reconocimientos

En este sentido también es pertinente mencionar otra serie de logros propios de la época, resultado del crecimiento académico y la madurez institucional. Dentro de ellos encontramos: la enseñanza del francés en los grados noveno, décimo y once,; los avances en el sistema de evaluación; la implementación de ajustes de acuerdo con los niveles de desempeño de los estudiantes; el establecimiento de convenios para cursos de inmersión en la Universidad de Mississipi; el convenio con la Fundación Presencia, representante de Deliberating In a Democracy in The Americas, con el programa “Democracia deliberativa” (2011-2012); y la certificación a la excelencia EFQM, un poderoso instrumento de cambio para el desarrollo institucional, planeado, centrado en las personas, que guía a la organización por el camino de la calidad hasta lograr la excelencia en todos sus componentes institucionales, a través de la autoevaluación como procedimiento sistemático de mejora continua de la gestión (Liceo Hermano Miguel La Salle, 2011).

Otro rasgo característico de la época se relaciona con la implementación de la revista gimnástica en 2011, pensada como un espacio para consolidar la identidad lasallista en los estudiantes, mediante una actividad de grupo que involucra de forma masiva a la comunidad, las familias, los estudiantes de las diferentes divisiones, coordinadores, directivos y cuerpo administrativo. De igual forma, este espacio fue pensado como estrategia que apunta a la formación integral, la formación en valores, el manejo del cuerpo y el desarrollo de habilidades psicomotrices.

En los últimos años, el Liceo ha obtenido grandes reconocimientos deportivos gracias al talento de los estudiantes y a la vocación y el entrenamiento de sus maestros. En el caso del voleibol, en 2012, el profesor Carlos Arturo Forero, actual jefe del área de Educación Física, siendo coordinador de las actividades extracurriculares en el liceo, consideró que era importante la búsqueda de nuevas acciones deportivas y consideró al voleibol como una alternativa. Adecuó las zonas de entrenamiento en el patio, motivó a los estudiantes a través de la clase de educación física y, con el correr de los años, dicha disciplina se convirtió en una de las más practicadas por los estudiantes, especialmente por las niñas, a tal punto que en la actualidad han logrado grandes reconocimientos a nivel colegial, distrital y nacional.

En el caso del atletismo, el profesor Carlos García, en agosto de 2016 seleccionó a estudiantes con grandes condiciones físico-atléticas y organizó un equipo competitivo con el objetivo de participar por primera vez en los Juegos Nacionales de la Salle, donde quedaron campeones en las modalidades de 1.000, 1.500 y 5.000 metros, así como en relevo 4 x 100, tanto en hombres como en mujeres.

Otro de los aspectos relevantes para el desarrollo de habilidades en el colegio es el gusto por las artes visuales, pues nunca ha faltado en la escuela lasallista, la llamada permanente al alumno, para que admire todo lo que es bello y armónico (Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, 1990). Con los cambios realizados en los últimos años en la malla curricular del área de Educación Artística tanto en 2016 como en 2017, se ha organizado la exposición Salón de Artes Visuales Lhemi, en el Museo de Artes Gráficas de la Imprenta Nacional, con las obras que han realizado los estudiantes en las clases de artes. También se destaca la participación de maestros a través de fotografías e ilustraciones.

Desde 2017 el hno. César Andrés Carvajal Castillo asumió la rectoría de la institución. Se destaca la celebración de los 50 años, el desarrollo del horizonte institucional relacionado con el Plan Estratégico 2016-2021del Distrito Lasallista de Bogotá y la reflexión constante pertinente al desarrollo del PEI y el modelo pedagógico. Para llevarlo cabo se resalta el trabajo en el fortalecimiento del proyecto bilingüismo, las modificaciones en la infraestructura y el ejercicio investigativo tanto de estudiantes como de maestros.

Texto tomado de “Liceo Hermano Miguel La Salle: 50 años, miles de voces” elaborado por el Área de Ciencias Sociales (2017) por motivo de los 50 años de la institución.

Liceo Hermano Miguel